Todos mis amigos tienen el corazón roto
O eso parece, aveces.
Uno esta devastado por que en sus veintitantos años nunca se ha enamorado, por que los crushes que a veces compartimos nunca se materializaron en una relación romántica de verdad, y solo fueron el chismesillo de la hora del recreo y ahora de la hora del café. Otro, por el otro lado, se enamora de una nueva persona cada mes y al siguiente le rompen el corazón de la forma más devastadora que pueden, pero sigue rompiendo las marcas de velocidad y con cada nuevo interés amoroso abre más rápido la puerta, como quien en lugar de ofensiva tumba todas sus defensas y aún así espera ganar la partida. Entre los dos extremos están la que han decidido no salir con nadie en uno o dos años, para que no le vuelvan a romper el corazón, y la que desde hace meses quiere salir de una relación a largo plazo que la lastima de más de una forma, cada vez más peligrosas, pero simplemente no puede y sigue en un estado permanente de herida abierta, por que siempre que le sale costra su pareja se asegura de volvérsela a arrancar.
Yo estoy en recuperación, creo, han pasado seis meses desde que mi última relación se terminó, y aunque desde ese momento estaba segura de que era lo mejor, tal certeza no evitó que se me hiciera un agujero en las entrañas. El día después del día después de que termináramos vi a una amiga y me dijo “lo peor de todo es que por más que quisiera ayudarte y entender que sientes no puedo, por que solo tu lo viviste y solo tu puedes sentirlo” y lo sentí y todos estos amigos, que ahora viven con el corazón roto estuvieron ahí para acompañarme. No lo podían sentir, y tampoco podían entender por que yo seguía llorando, pero aún así, seguían ahí, sobándome la espalda, interesados en los nuevos detalles que se me escapaban de lo que paso, o hartos en silencio (a veces en voz alta) pensando en cuando iba a acabar con eso, ahí seguían diciendo que el dolor terminaría por irse, pero que le diera unos años, contándome la historia de cuando les paso, cuando perdieron a su primer gran amor y como sanaron.
Ahora desde el otro lado yo tampoco puedo compartir los sentimientos, ni entender lo que hay en sus mentes, ni en sus corazones u estómagos adoloridos. Tampoco puedo decirles que son las mejores personas que he conocido, que se merecen un amor que no los haga dudar, que no solo lo quiera mucho, que también los quiera bien, todos los días, los malos y los buenos, por que eso es lo mínimo que se merecen, que le den tiempo a la vida y que se dejen querer que abran su corazón otra vez y el amor llegará, tal vez después de algunos intentos fallidos, pero llegará, que estoy segura de esto, por que ellxs mismos son a prueba de que existe ese amor. Y no es que no se los diga, es que yo misma no lo creí hace cuatro meses, cuando esto era lo que me querían decir. Pero aquí estoy, sonándoles la espalda y escuchando los nuevos detalles que me hacen odiar a sus exes cada vez mas y diciéndole al cielo en silencio que ya se callen y lo dejen ir.
Todos mis amigos tienen el corazón roto, o eso parece, aveces, pero creo que es por que tenemos entre veinte y treinta y tantos años y la esperanza de vida es como de ochenta, así que aún no vamos ni a la mitad. Probablemente, la mayoría logré encontrar a alguien con quien compartir la vida románticamente, y tengan lindas familias de dos o de diez integrantes, y sus corazones parchados y cansados, encuentren un lugar en el que descansar, en el que incluso en los días grises puedan confiar en que el paraguas lo sostienen entre dos (o más si algunx decide ser poliamoroso). Aunque deseo estar dentro de ese grupo, por que el amor romántico y los finales felices son una de las cosas más importantes que sueñas desde pequeño dentro de esta sociedad, se que si no, si al final me quedo del lado de los solterones eternos, nos tendremos a nosotros, y si tener el corazón roto me ha enseñado algo es que el amor existe, y que siempre estuvo aquí.